martes, 4 de noviembre de 2008

Si Fueramos Arboles



Por Patricia May, Antropóloga


Si fuéramos árboles sabríamos que hay cuatro estaciones y que ellas, inevitablemente, se suceden en el tiempo.
Tiempos primaverales de crear y brotar, de dar a luz flores y aromas, de sentir fuerte la pujanza de la vida y entregar al mundo nuestra potencia y belleza.
Tiempos de verano, de reposar en el logro del fruto, en tardes interminables de calor y abejas y
noches tibias de estrellas.
Tiempo de otoño, de marchitar nuestras certezas, de dejar ir lo que tanto nos costó lograr, de incertidumbres, de soltar nuestros dorados, de despedirnos, de dejar atras.
Tiempo de invierno, de desnudez, de contacto interno, de silencio, de inactividad, de vació.

Si fuéramos árboles, sabríamos que transitaremos por las estaciones del tiempo y que si tenemos el valor de vivirlas tal como son , tal como vienen, sin renegar de la creatividad de la primavera ni del vacío del invierno, cada una de ellas nos dejara un regalo de amor y conciencia, así, cada ciclo nos traerá nuevas maduraciones y ninguna será idéntica a las anteriores.
Muchas veces viviremos alegrías o dolores y que cada vez aprenderemos cosas nuevas, nos haremos mas maduros sabios y amplios.

Si fuéramos árboles sabríamos que nuestra potencia es la medida exacta entre la fuerza y la flexibilidad de doblegarnos ante los vendavales, sabríamos que muchas veces será necesario tocar con nuestras ramas el suelo y luego tener la pujanza para volver a levantarnos.

Si fuéramos árboles, disfrutaríamos de lo que trae cada día sabiendo que la vida es impredecible, fuente de creatividad inagotable y no tenemos mas que agradecer al cálido sol y a las tormentas.

Si fuéramos árboles, cada noche callaríamos reverentes ante el misterio de las estrellas, nos pintaríamos plateados de luna y honrados participaríamos con nuestra melodía del gran concierto de las esferas.

Si fuéramos árboles, cada amanecer viviríamos como una cuerda sensible con la energía del sol, y gozosos recibiriamos la energía creativa de cada mañana.

Si fuéramos árboles, sabríamos que nuestro crecimiento se forja de tiempos fáciles y dificiles, y que aquello que nos hace bellos, nudosos, y con una forma singular, son las muchas lluvias y soles que hemos vivido.

Si fuéramos árboles sabríamos que con los años perdemos agilidad pero ganamos en sombra, que aprendemos a cobijar a todo transeunte, sin hacer preguntas, sin pedir explicación.

Si fuéramos árboles seriamos el hogar de pájaros y niños y de todos aquellos que aun se maravillan con el milagro de la naturaleza.

Si fuéramos árboles, nuestra alegría sería saber que con ser lo que somos purificaríamos la atmósfera y regalamos el aire a los seres vivos.

Si fuéramos árboles, sabríamos que nuestro cuerpo es un canal abierto entre el cielo y la tierra, entre espíritu y materia.

Si fuéramos árboles sabríamos que estamos llenos de semillas y que al morir nacemos en miles de troncos y follajes.

Si fuéramos árboles habríamos sido testigos silenciosos de la historia humana y seguiríamos allí nobles y silenciosos, esperando el despertar de los seres humanos a la misión de luz que les cabe en el planeta.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusto mucho entre poetico certero Felicitaciones Patricia